viernes, 17 de abril de 2015

Los Talentos de Dios.

De nuevo la gracia y la libertad entran en juego en ese gran negocio de la salvación. "Es también como un hombre que al marcharse de su tierra llamó a sus servidores y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno sólo: a cada uno según su capacidad; y se marchó. El que había recibido cinco talentos fue inmediatamente y se puso a negociar con ellos y llegó a ganar otros cinco. Del mismo modo, el que había recibido dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno fue, cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo, regresó el amo de dichos servidores e hizo cuentas con ellos. Llegado el que había recibido los cinco talentos, presentó otros cinco diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí otros cinco que he ganado. Le respondió su amo: Muy bien, siervo bueno y fiel; puesto que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho; entra en el gozo de tu señor. Llegado también el que había recibido los dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste, he aquí otros dos que he ganado. Le respondió su amo: Muy bien siervo bueno y fiel; puesto que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en el gozo de tu señor. Llegado por fin el que había recibido un talento, dijo: Señor, sé que eres hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por eso tuve miedo, fui y escondí tu talento en tierra: aquí tienes lo tuyo. Le respondió su amo, diciendo: Siervo malo y perezoso, sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo de donde no he esparcido; por eso mismo debías haber dado tu dinero a los banqueros, y así, al venir yo, hubiera recibido lo mío junto con los intereses. Por lo tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez.

Porque a todo el que tenga se le dará y abundará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto al siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas exteriores: allí será el llanto y el rechinar de dientes"
(Mt).

A cada uno según su capacidad. Sólo Dios sabe lo que cada uno ha recibido en inteligencia, carácter, familia, sensibilidad, dones de gracia, amigos. Los que dan frutos con sus talentos muestran la alegría por el bien realizado. El premio es la canonización de su buena acción. Pero el siervo de pocos talentos y perezoso, que no hace nada porque no tiene amor, en lugar de confesar su pecado critica a su Señor por lo poco que ha recibido, por eso es arrojado a las tinieblas exteriores del llanto y rechinar de dientes.






¿Y quién es mi prójimo?

"En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:

-Maestro, ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

Jesús replicó:

-¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?

Como respuesta el hombre citó:

-"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente", y: "Ama a tu prójimo como a ti mismo."

-Bien contestado -le dijo Jesús-. Haz eso y vivirás.

Pero Él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:

-¿Y quién es mi prójimo?

Jesús respondió:

-Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. "Cuídemelo - le dijo-, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva." ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

-El que se compadeció de él -contestó el experto en la ley.

-Anda entonces y haz tú lo mismo -concluyó Jesús.

Palabra del Señor.


EXPLICACIÓN:

¿Y quién es mi prójimo?

Hoy en día las personas tienen como un temor de las personas, no sabemos como es la persona, ¿es buena?, ¿es mala?, preguntas como esas nos hacemos antes de ayudar a alguien, pero acá quiero mencionar dos dichos famosos que, espero, aclaren este punto:

1. Haz el bien sin mirar a quien: Si hay alguien que necesite nuestra ayuda y nosotros podemos ayudar, hay que hacerlo, si no conoces a la persona solo pide a Dios que te bendiga para ir a ayudar sin que te ocurra algo, el Espíritu Santo te acompañara para todo, toda buena acción hecha de corazón tiene recompensa.



2. No juzgues un libro por su portada: Nos gusta juzgar o nos dejamos llevar por lo que opinan los demás, es común que juzguemos sin antes conocer, vemos a alguien mal vestido y sucio, pensamos que no es buena persona, pero si alguien esta con ropa fina creemos que es una persona "decente", no nos damos la oportunidad de conocer a las personas, en el tiempo de Jesús los samaritanos eran mal vistos, por eso Jesús quizó tomar a un samaritano de ejemplo, otros pasaron frente al hombre lastimado, pero le ignoraron, luego llega el samaritano y lo ayudó. Tengamos compasión de las personas, la apariencia es lo de menos, lo importante esta más allá de lo físico.


BUSCA A DIOS EN LAS PERSONAS, Él puede estar en todas partes.




1 de 99, somos más de lo que pensamos

Parábola de la oveja perdida

"Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces les propuso esta parábola: ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y, al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió. Os digo que, del mismo modo, habrá en el Cielo mayor alegría por un pecador que hace penitencia que por noventa y nueve justos que no la necesitan"(Lc)

En la enseñanza del reino, Jesús insiste en la necesidad de la fe y del buen uso de la libertad. También en el premio y el castigo. Pero quedaría incompleta la riqueza del reino, si no se mostrase también como un reino de misericordia y perdón. La enseñanza de Jesús sobre el perdón es constante en toda su vida.

La alegría que le producen los noventa y nueve justos -la mayoría- no parece suficiente al buen pastor, que piensa en el que está perdido, y –después de dejar seguros a los fieles- busca al extraviado. Nadie es indiferente al Señor; cada uno vale mucho a sus ojos; le duele la situación del perdido; sufre y quiere salvarle y se alegra con todos cuando lo ha recuperado. El perdón tiene el rostro de la alegría por los que vuelven al redil seguro y reconfortante.



La Red.

La parábola hace par con la de la cizaña, pero sin mencionar el enemigo. El juicio trae consigo la separación de buenos y malos. La referencia al cielo y el infierno es importante.

"El Reino de los Cielos es semejante a una red que, echada en el mar, recoge todo clase de cosas. Y cuando está llena la arrastran a la orilla, y sentándose echan lo bueno en cestos, mientras lo malo lo tiran fuera. Así será el fin del mundo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos y los arrojarán al horno del fuego. Allí será el llanto y rechinar de dientes"(Mt).

Con estas explicaciones, tan fáciles de recordar, siguiendo los métodos didácticos de la época y válidos en todos los tiempos, Jesús muestra el valor incomparable del reino, sus dificultades, el desarrollo y la situación final en que sean superados todos los enemigos, sin olvidar la suerte individual de todos los hombres que serán juzgados según su actitud ante el reino.




Los Tesoros del Reino de los Cielos

Parábola del tesoro escondido y la perla:

El tesoro escondido:
"Ele Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y gozoso del hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo". (Mt)

Palabra del Señor.

Cuando encontramos a Jesús en nuestras vidas nos damos cuenta que además de haber encontrado a un amigo, hemos encontrado un tesoro y hacemos cualquier cosa por alegrarle ya que Él nos a salvado.

Hay gente que cree que Jesús nos salvó pero con condiciones y no es tan cierto, todos los humanos podemos elegir entre aceptarla o no, y al aceptarla lo único que debemos hacer es ser una buena persona de corazón.

La  Perla:
"El Reino de los Cielos es semejante a un comerciante que busca perlas finas y cuando una perla de gran valor, va y vende cuanto tiene y la compra" (Mt)

Palabra del Señor.

Similar a la anterior, el comerciante se entera del gran valor de la perla y la compra, puede que muchos hayan visto la perla pero no hayan visto el gran valor que tenía y la dejaron, pero este comerciante al descubrir el valor de la perla la llevo para tenerla siempre con él.



La Levadura

"El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que toma una mujer y mezcla con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta"(Mt).

Aceptar el Reino de los Cielos suena sencillo, lo que no es tanto es estar cerca de el las personas que no lo aceptan, ayudando a que mas gente crea es tarea no tan sencilla, pero no es imposible, hay que saber las maneras para proclamar el Reino de los Cielos sin miedo.

Fe del tamaño de un grano de mostaza.

Marcos 4: 30-32; Lucas 13: 18-19

Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Palabra del Señor.

Explicación:

Nuestra fe no es indestructible, como humanos, siempre tendremos nuestras dudas acerca de lo que no se ve, pero no hay pregunta sin respuesta, la fe es de cuidarla de protegerla, si alguien nos quiere hacer dudar de nuestra fe nosotros no dejemos que nos afecte y hasta tenemos que hacer algo para que la otra persona crea.

La fe del tamaño de mostaza se refiere a que todo empieza por cosas pequeñas, pero con esperanza y alegría va creciendo hasta ser "el árbol fuerte", la fe es de cuidarla y buscar medios de crecimiento para fortalecerla.





La parábola de la cizaña: "La existencia del mal en el mundo".

"El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras dormían los hombres, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y echó espiga, entonces apareció también la cizaña. Los siervos del amo acudieron a decirle: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña? Él les dijo: Algún enemigo lo hizo. Le respondieron los siervos: ¿Quieres que vayamos y la arranquemos? Pero Él les respondió: No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquéis junto con ella el trigo. Dejad que crezcan ambas hasta la siega. Y al tiempo de la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla; el trigo, en cambio, almacenadlo en mi granero".
La existencia del mal en el mundo
Dormirse porque se han hecho bien las cosas, no es cosa buena; hay que contar con la acción de los diversos enemigos entre los que destaca el diablo. Es un misterio que Dios permita la acción del diablo y la malicia de los pervertidores. No hay que escandalizarse ante la presencia del mal en el mundo; la extirpación definitiva de todos los males se dará en la fase última del reino. En la fase inicial se trata de sembrar, en la intermedia vigilar, sólo en la definitiva, cosechar.
La explicación
Y, como en la parábola anterior, los discípulos querían más explicaciones y acuden a solas a Jesús que aclara el sentido más hondo de las parábolas.
El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles. Del mismo modo que se reúne la cizaña y se quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y apartarán de su Reino a todos los que causan escándalo y obran la maldad, y los arrojarán en el horno del fuego. Allí será el llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el Sol en el Reino de su Padre. Quien tenga oídos, que oiga"(Mt)
Jesús, en la explicación, ha añadido un dato importante: el reino tiene una fase o dimensión escatológica, es decir, existe un juicio, un premio eterno y un castigo, también eterno. Tener en cuenta esto es muy importante. No caben indiferencias: existe el cielo y el infierno para los que acepten o rechacen el Reino. También es importante porque coloca en su sitio la misión del Mesías que no venía a establecer un reino temporal.


miércoles, 15 de abril de 2015

El mensaje de la parábola del Hijo Pródigo



La parábola del Hijo Pródigo es una de las que más conciencia crea debido a que nos sentimos identificados con su mensaje, cuando el hijo menor se va de la casa nosotros nos identificamos porque el se desvió del buen camino y al arrepentirse Dios (el padre) lo resivió con mucho amor. Esto no significa que podemos  pecar y pecar y al final del día arrepentirnos y hacer lo mismo al día siguiente, sino que significa que cuando nos arrepentimos de corazón sabemos que Dios siempre nos va a perdonar y nunca nos abandonará.

Parábola del "Hijo Pródigo":

Lucas 15: 11-32

También dijo: un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.

No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.

Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba, volviendo en sí dijo: !Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e ire a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti,  ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a un de tus jornaleros.

Y levantándose fue con su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, corrió, y se echó sobre su cuellos y lo besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido y vestirle; poned un anillo en su mano en su mano y calzado en sus pies; traer el becerro gordo y matarlo, comamos y hagamos fiesta porque este mi hijo estaba muerto y a revivido, se había perdido y a sido hallado. Y comenzaron a regocijarse.

Su hijo mayor estaba en el campo y cuando regresó, llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas, llamando a uno de los criados preguntó que era aquello; él le dijo: tu hermano ha venido y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó y se negó a entrar, salió su padre y le rogó entrar, más el dijo al padre: He aquí tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos; pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.

Él entonces le dijo: Hijo, tu siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas, mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado.
Palabra del Señor.

Las parábolas y sus mensajes.

Las parábolas nos muestran algo mas que algo que dijo Jesús hace mucho tiempo, nos dan consejos de como vivir una vida más alegre en el camino de Dios.

La parábola del sembrador: Esta parábola muestra lo qué sucede cuando diferentes tipos de personas escuchan el evangelio. En algunos, el evangelio echa raíces, se nutre a través de los esfuerzos del creyente y se profundiza en el compromiso. Para otros el evangelio echa raíz, sin embargo nunca se nutre, y la fe decae. En otros, el evangelio es predicado a los oídos sordos y corazones duros los cuales proporcionan un ambiente inhóspito para que el testimonio crezca — Mat. 13: 3-9, 18-23, Marcos 4: 3-9, 14-20, Lucas 8: 4-8, 11-15



Parábola del sembrador (Mr. 4.1-9; Lc. 8.4-8) 13 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.
3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
9 El que tiene oídos para oír, oiga.

Palabra del Señor.